Ya en época protohistórica y romana se extraía mineral de hierro en Aliseda. Lo más generalizado en la técnica romana de extracción de minerales era el uso de herramientas de hierro; cuñas, picos y martillos para el arranque, rastrillos y palas para cargar y carretillas para el transporte. Sin embargo, continuaron utilizando elementos de épocas anteriores como cuñas de madera, que permitían partir la roca aprovechando su propiedad de hincharse al ser mojada y, como en épocas anteriores, rompían las rocas más duras mediante una técnica minera que consiste en su calentamiento mediante el fuego.
El sistema de calentamiento por fuego, es especialmente adecuado para fraccionar rocas cuarcíticas. Las rocas en las que está embebido el mineral en los yacimientos de Aliseda presentan una alta fracturación natural que, indudablemente, debió de ser un factor clave favorecedor del uso de este sistema. De hecho, este tipo de estructuras abovedadas solamente las hemos observado en yacimientos tipo filón, red de filoncillos y brecha, es decir, allí donde el mineral rellenó fracturas o las produjo (brechas de rompecabezas) y, por tanto, la aplicación de calor era mucho más efectiva para desmoronar la roca.
Una de las características que se pueden observar en aquellas minas donde se ha aplicado esta técnica es la superficie lisa y redondeada de las paredes (Ivar, 2004). Dice Matías (2004) en su artículo titulado “Ingeniería Minera Romana” que “El empleo del fuego se constata en el terreno principalmente por las características superficies abovedadas que quedan después de su uso”.